Después de la confianza
Columna publicada primero en Noticias SER.
Escribo esta columna en la noche previa a la sesión del Congreso en la que César Villanueva, Presidente del Consejo de Ministros, presentará para su debate y votación la cuestión de confianza anunciada por el Presidente Martín Vizcarra en su mensaje del domingo último.
Después de este mensaje presidencial hemos visto no solo una inusual celeridad en la dinámica del Parlamento, sino un tono diferente de los voceros de Fuerza Popular al abordar las reformas constitucionales planteadas por el Poder Ejecutivo. Este cambio puede ser explicado por distintas razones - no abundaré aquí en ellas - pero sin duda el elemento catalizador fue el firme discurso del Presidente Vizcarra.
Aunque nunca hay que confiarse del todo, el escenario más probable es que la confianza le sea otorgada al gobierno y que el Congreso termine aprobando en muy corto plazo las iniciativas del Legislativo. Como señal de esta aparente buena voluntad, se llega al debate de mañana con un acuerdo unánime sobre el primer tema propuesto: la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura.
Más allá de cómo concluya la coyuntura de esta semana, conviene pensar en lo que viene inmediatamente después. Mi sospecha es que el retroceso (bastante bochornoso) del fujimorismo es solo momentáneo. Pese a haber morigerado el tono de sus intervenciones, algunos de sus voceros no evitan esas insinuaciones que revelarían un ánimo contrariado, una pulsión apenas controlada. Por lo visto en los dos últimos años no resulta ingenuo sospechar que esa actitud saldrá a flote nuevamente cuando hayamos pasado a otro momento, generando nuevos ataques y las críticas arteras a los que Fuerza Popular nos ha tenido acostumbrados. Toca imaginar entonces los flancos por los que vendrá la descarga. El asunto del aeropuerto de Chinchero parece ser la excusa más obvia, pero podría haber más temas que, con razón o sin ella, sirvan para reencauzar los ataques al gobierno, en especial al Presidente.
En este posible escenario, al gobierno le conviene identificar las formas de mantener la iniciativa política. Hasta el momento le ha servido estar conectado con el sentir ciudadano, y apoyarse en la sociedad civil organizada. Buena parte de la opinión pública ha jugado en su favor. Pero esta suerte de alianza no formalizada es precaria, más aún si carece de operadores políticos permanentes. La bancada oficialista no opera para tales efectos. ¿Cuánto puede el gobierno, más precisamente el Presidente, mantener esta alianza de facto? No hay respuesta fácil. Dependerá de cómo opere no solo en su vínculo con el Congreso, sino también en su relación con la ciudadanía, lo cual nos lleva a los temas propios de la gestión gubernamental, y a la forma como esta es percibida por la población peruana.
Una forma de mantener la iniciativa de su parte sería, por ejemplo, trabajar en un inmediato mensaje a la nación una vez aprobada la cuestión de confianza, agradeciendo el gesto del Congreso y planteando la agenda del siguiente período. En dicha agenda deben incluirse puntos críticos que deben ser resueltos por el Congreso, como la destitución del juez supremo César Hinostroza y del Fiscal de la Nación Pedro Chávarry (es inconcebible que ambos se mantengan aún en sus cargos). Con ello, obligaría al Congreso a seguirlo en esa agenda, manteniendo un cierto contacto con el sentir ciudadano, y no al revés.
Los siguientes días nos darán claridad sobre la siguiente coyuntura política.
Twitter: @RivasJairo