En modo avión
Escucho en la radio la expresión “en modo avión” aplicada al gobierno del Presidente Vizcarra. Intenta significar un estilo de gobierno que tiene apagados los canales para comunicarse con la realidad, que parece estar desconectado, alejado del sentir ciudadano. Todo indica que los continuos viajes del mandatario a distintos puntos del país no resultan suficientes para alimentar una conexión con una población recelosa con la política.
La agenda presidencial es apretada, pero sus decisiones no parecen estar a tono. Su gestión empezó con una renovada expectativa ciudadana, dada la crisis política de la cual provino. Incluso los mensajes iniciales del Presidente y del Presidente del Consejo de Ministros acogieron los temas principales de la agenda demandada por los actores políticos y la ciudadanía. Pero tras esos anuncios, las decisiones adoptadas son pocas.
Hace poco participé en una mesa de trabajo convocada por el congresista Gino Costa, donde se analizaron las propuestas anticorrupción que el gobierno está trabajando en el marco de las facultades legislativas delegadas por el Congreso. Según el vocero del gobierno (un asesor del Ministro de Justicia y Derechos Humanos), han elegido legislar en temas que no generen resistencias en la mayoría parlamentaria. Por ejemplo, han pedido facultades para modificar el Código Penal, pero solo para introducir el delito de corrupción entre privados. Enorme oportunidad perdida para tipificar el delito de financiamiento ilegal de la política.
Mientras esto ocurre con el primer pasajero de la Nación, el Congreso se parece cada vez más a aquellos otros pasajeros que, instados a apagar sus celulares porque el vuelo va a despegar, siguen empleándolo para revisar mensajes e incluso para hacer llamadas. Aparecen como encerrándose en sí mismos, cada vez más ajenos a las buenas prácticas de la convivencia democrática. Desde compras superfluas que chocan con una exigencia de austeridad hasta la presencia de un militante con antecedentes y prácticas montesinistas a cargo de la seguridad del Congreso, el listado es largo y crece cada día, lo cual se refleja en el altísimo cuestionamiento de la representación parlamentaria ante la opinión pública.
Unos y otros, entonces, aparecen como distanciadas del humor y de las demandas ciudadanas. Con ese tono nos acercamos a unas elecciones regionales y municipales que auguro complicadas en más de un departamento del país. Lo peor es que esa tendencia no parece ser impedimento a una próxima crisis política que – con preocupación – algunos ya han comenzado a mencionar como posibilidad en un futuro quizá no tan lejano.
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